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Discurso a las juventudes de España

El paso al frente de las juventudes es una orden del día incluso mundial. Están siendo por ello en todas partes el sujeto histórico de las subversiones victoriosas. Gracias a ellas y a su intervención, Europa ha desalojado al marxismo y descubierto un nuevo signo revolucionario, a base de la fortaleza nacional, la dignidad de las grandes masas y la construcción de un nuevo orden.

En tal momento, España ofrece su problema, sin posibilidad de aplazamiento para el desarrollo subversivo. Después del 14 de abril, que en sí y por sí careció absolutamente de significación trasmutadora, enseñan ya sin embargo su perfil los aspirantes a ejecutar y presidir las enormes transformaciones que en España van a operarse muy en breve. El 6 de octubre se manifestó ya una voluntad proletaria de estar presente en la coyuntura española que se avecina. Urge, pues, la presencia nacional, la respuesta nacional que deben dar a esa fecha las juventudes.

La situación de la Patria es concluyente: A toda velocidad se acerca el momento histórico en que le toque decidir bajo qué signo se operarán las transformaciones. Hay ya quien maneja los aldabonazos con cierta energía. Pues bien, nosotros, levantando la voz lo más que nos sea posible y rodeándola del máximum de emoción, decimos a las juventudes actuales de la Patria:

La subversión histórica que se avecina debe ser realizada, ejecutada y nutrida por vosotros. Disputando metro a metro a otros rivales el designio de la revolución nacional.

Este momento solemne de España, en que se ventilarán sus destinos quizá para más de cien años, coincide con la época y el momento de vuestra vida en que sois jóvenes, vigorosos y temibles.

¿Podrá ocurrir que la Patria y el pueblo queden desamparados, y que no ocupen sus puestos los liberadores, los patriotas, los revolucionarios?.

¿Podrá ocurrir que dentro de cuarenta o cincuenta años, estos españoles, que hoy son jóvenes y entonces serán ya ancianos, contemplen a distancia, con angustia y tristeza, cómo fue desaprovechada, cómo resultó fallida la gran coyuntura de este momento, y ello por su cobardía, por su deserción, por su debilidad?.

FIN DEL DISCURSO