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La Patria Libre
La Patria Libre (Número 7)

Lo comunicamos reciamente a nuestros lectores y a todos los camaradas jonsistas. Hemos tomado la decisión firme de llevar a Barcelona LA PATRIA LIBRE y de centrar en Cataluña la actividad de las J.O.N.S. Las razones son visibles y claras. Se encuentran principalmente en la característica esencial que nos distingue: la eficacia de nuestra acción, el deseo vivísimo de no perder ni un segundo de tiempo de espaldas a la tremenda y angustiosa realidad de España.

Rápidamente diremos a nuestros lectores unas frases explicativas y justificativas de este propósito de LA PATRIA LIBRE, al que tenemos la voluntad más profunda de conferir una significación histórica.

Por qué dejamos Madrid

Hace mucho tiempo que tenemos la sospecha de que por circunstancias muy varias la realidad madrileña, su ambiente social, las características especiales de su población, la vida relativamente fácil de su burocracia, su carencia absoluta de alma vigorosa, etc., era la menos apropiada para cobijar y lanzar desde ella la voz de España.

Madrid y España son dos cosas diferentes. El valor histórico más importante que quizá ha realizado, el de mantener un poco coherente y unida la vida española, está asimismo en quiebra y somos muchos los que comenzamos ya a pensar si en adelante, en vez de cumplir esa misión de unidad, no irá resultando Madrid el liquidador definitivo de la unidad española.

Por lo pronto, bien reciente está el hecho de sus catorce diputados constituyentes votando el Estatuto de Cataluña y también lo ajena que permaneció su sensibilidad a través de las jornadas disgregadoras de aquel Parlamento. Su única protesta no fue una protesta capital, nacional, surgida por motivaciones propias de su carácter, rector y director de España. Fue la protesta de unos comerciantes en la plaza de toros, que manifestaban el temor de arruinarse si se concedía el Estatuto separatista.

Madrid está en poder de las grandes burocracias de los partidos, inconmovible naturalmente en sus rangos de privilegio y acorchada y cerrada su atención a voces y consignas que no sean las más cómodas y fáciles.

Madrid, además, es la concentración del éxodo provincial, las buenas gentes de las provincias que buscan en él la comodidad ciudadana y la vida tranquila de los destinos públicos.

Madrid amenaza con ahogar en indiferencia todo lo que en él surja con afanes de superar sus propias murallas. Y así, todo lo que aquí triunfe y salga a las provincias son productos marchitos, aislados de la congoja nacional, cercenados en su más fecunda esencia.

Cuando hace años se iniciaba en nosotros la inquietud por fundar y dar vida en España al movimiento nacional-sindicalista, nuestro primer deseo era poder verlo arrancar del seno de una provincia, nacer en cualquier parte de España, menos en Madrid. Confesamos que la primera contrariedad nuestra fue vernos obligados a bautizarlo, alimentarlo y propagarlo desde aquí, desde Madrid.

Y es que las provincias, aparte de que en casi todas ellas falta vigor interno, capacidad nacional de resonancia, viven del papanatismo madrileño, aceptan con tranquilo ademán que desde Madrid se les exporte día a día la mercancía más averiada.

LA PATRIA LIBRE, pues, tiene pocas cosas que hacer en Madrid. No quiere ser voz madrileña. Renuncia voluntariamente a ese carácter. Y va a Barcelona, donde por un gran manojo de razones espera ser, mejor que en cualquier otra parte, útil a las dos rutas que nos importan: la unidad de España y el triunfo del nacional-sindicalismo jonsista.

¿Por qué elegimos Barcelona?

Una vez decididos a situar nuestro esfuerzo en las provincias, la elección de Barcelona no tenía para nosotros duda posible. Barcelona es hoy el lugar de España más indicado para ir a él con estos dos nortes: la emoción nacional de una Patria única y la preocupación social por el destino de las grandes masas laboriosas.

Pues es allí, en Barcelona, donde se incuban y nacen los sistemas ideológicos contrarios a la unidad donde han logrado movilizar multitudes, donde de otra parte existe una atmósfera preñadísima de agudeza para toda bandera de porte social auténtico que se despliegue con talento.

Hoy en Barcelona se dan las condiciones más adecuadas para nosotros. Es, además, nuestra presencia allí una garantía de decisión, de firmeza y eficacia tal que confiamos mucho nos proporcionará en seguida el auxilio, la colaboración y la camaradería de cuantos grupos y gentes hay ya allí preocupados por batallas similares a las nuestras.

La presencia de LA PATRIA LIBRE, órgano de las J.O.N.S., en Barcelona supone que no hurtamos la cara al riesgo y que vamos con decisión allí donde nuestra bandera de las flechas yugadas es más precisa y más útil.

Queremos dar a nuestra marcha la máxima trascendencia que podamos. Nos disponemos a unir allí con más fe que nunca el designio nacional, es decir, la fidelidad y el servicio a la Patria de todos los españoles, con el designio social, es decir, la necesidad de que intervengan las masas laboriosas en la vigorización y conquista de su propia Patria, nutriéndola de dignidad y de justicia.

Esperamos encontrar en Barcelona, primero: la atención suficiente para que nuestra voz sea oída y después la adhesión en grado necesario para consolidarla y llevarla a la victoria.

Claro que la actividad en Barcelona de LA PATRIA LIBRE va unida a la difusión y propaganda de las J.O.N.S. Nos proponemos lograr para las J.O.N.S. fuerza y prestigio entre las masas de Cataluña. Nuestra marcha a Barcelona, a los casi tres meses de ruptura con Falange Española, nos evitará choques inútiles con esta organización y que una vez reconocida por nosotros que la mayoría del Partido prefiere aquella disciplina no deseamos nada.

En Cataluña, dedicados a un esfuerzo nacional-sindicalista, se nos aclarará el futuro de este pleito interior de Partido, se nos aclarará también el futuro inmediato del destino español y el de nuestra personal intervención en él.

¡VIVA EL NACIONAL-SINDICALISMO REVOLUCIONARIO!

(«La Patria Libre», n. 7, 30 - Marzo - 1935)