Nuestros lectores de Barcelona nos escriben protestando de que los esbirros del fusilable Maciá impiden allí la venta de LA CONQUISTA DEL ESTADO.
Nosotros, no sólo protestamos, sino que amenazamos. Si es preciso, irán a las Ramblas medio centenar de amigos nuestros a vocear en ellas la verdad hispánica y los criminales propósitos de Maciá y de sus huestes inmundas. Estos amigos no necesitan protección de nadie. No temerán a nada, y ellos mismos se garantizarán su propia defensa.
Y decimos al Gobierno provisional: ¿En nombre de qué poderes persigue Maciá a LA CONQUISTA DEL ESTADO? ¿No dice y afirma el señor Maura que el Poder Central no se ha desprendido de sus funciones en Cataluña?
Nuestro periódico circula legalmente por toda la Península. Si el Gobierno no ampara nuestro derecho a que circule sin trabas en Cataluña, declinamos toda responsabilidad, pues nosotros lo aseguraremos con nuestros exclusivos medios.
Queremos liberar a Cataluña de esa aventura reaccionaria y mediocre a que la impulsa esa minoría traidora, dueña del poder catalán para vergüenza de los hispanos y de los catalanes de alta mirada. Que son los más.
Desde el primer día hemos pedido el encarcelamiento de Maciá y que se aclare la actuación de alguna autoridad militar, sospechosa de transigencias con los separatistas en las primeras horas.
Ni persecuciones, ni sacrificios, ni nada nos impedirá que sigamos la campaña contra los enemigos de la Patria que se esconden en esa Generalitat vergonzosa, mediocre y melenuda.
Y ante el proceder canallesco de Maciá para con nosotros, ¿no caben represalias, comerciantes y consumidores del resto de España?
A la guerra se contesta con la guerra.
(«La Conquista del Estado», n. 13, 6 - Junio - 1931)