[Borrador manuscrito de una carta de Ramiro Ledesma dirigida a Enrique Fajardo, enero de 1930. Publicada el 20 de enero de 1930 por el periódico Heraldo de Madrid. Manuscrito, sin fecha, Archivo Ramiro Ledesma Ramos]
Sr. D.
Enrique Fajardo
Director de «La Voz»
Estimado amigo: Requiero la hospitalidad de un periódico para salir al paso a unas alusiones, demasiado recargadas de injusticia, que el señor Fernández Almagro me dirige con motivo de mi intervención final en el banquete a Giménez Caballero.
Es bien triste que en estos momentos en que llueven por las planas de los periódicos opiniones juveniles y se espera como nunca que la generación recién llegada aclare la bruma política nacional, sean desvirtuados y falsificados unos propósitos, rotundamente nuevos, lanzados por un grupo de jóvenes. Aunque sólo fuera por la seria tarea a que los nombres de estos jóvenes permaneces adscritos, debían merecer un poco más de respeto y atención.
No somos fascistas. Esta fácil etiqueta con que se nos quiere presentar en la vía pública es totalmente arbitraria. Si los elementos liberales —los restauradores que viene a ser lo mismo— quieren combatirnos, y bien justificado está que lo hagan, tengan primero con nosotros la bondad elemental de interesarse de cuáles son nuestros propósitos y qué cosas queremos y propugnamos.
Vamos contra la vieja España, que es la España de la Restauración, con propósitos superadores. Nuestra posición teórica véase y estúdiese en los libros del maestro José Ortega y Gasset, donde se hallará casi íntegra.
En todo caso, nuestro fascismo no consiste sino en el lanzamiento de una idea nacional, a la que hemos de adherirnos con todo tesón. Esa idea nacional ha de ser por nosotros elaborada, justificándose en motivaciones indubitables. Resulta grotesco, por tanto, que por el solo hecho de poner ante la enseña liberal, a la que creemos envejecida y caduca, un signo de indiferencia y de desdén se nos crea en relación con ideologías carlistas, de tradicionalismo reaccionario, y demás carroña histórica. Contra el liberalismo, sí, pero superándolo briosamente. Para otras afirmaciones y aclaraciones no creemos sean adecuadas las actuales circunstancias.
Gracias, señor director, y créame su atento s.s. y amigo
(Firmado R. Ledesma Ramos)