JONS (Número 7)

Camaradas obreros:

 

Los errores de los dirigentes marxistas han llevado a la clase trabajadora española a una situación peligrosa y difícil. Nosotros sentimos por eso la necesidad de contribuir a la defensa moral y material de las masas obreras, siguiendo procedimientos nuevos y señalando a los trabajadores las causas a que obeceden el que hoy se hallen al borde de ser aplastados sus derechos y sus intereses por una poderosa reacción capitalista.

Crítica de organizaciones. Nueva táctica

Las organizaciones sindicales hoy existentes en España -la Unión General de Trabajadores y la C.N.T.- sirven, más que a los intereses de los trabajadores, a los intereses de los grupos que los utilizan, bien para obtener ventajas políticas, como los socialistas, o bien para realizar sueños vanos y cabriolas revolucionarias, como los faístas. Esa política de los dirigentes de la Unión General de Trabajadores y esa actuación, ingenuamente, catástrofe y pseudorrevolucionaria de los faístas dirigentes de la Confederación no se emplea en beneficio de los trabajadores, ni siquiera en contra de la gran plutocracia, sino que hiere y perturba los intereses morales, materiales e históricos de nuestra Patria española. Por culpa de las tendencias marxistas, permanece hoy la clase obrera de nuestro país desatendida de la defensa de España, abandonando este deber a las clases burguesas, que acaparan el patriotismo, utilizándolo para sus negocios e intereses, para ametrallar a las masas, considerándolas enemigas del Estado, de la Sociedad y de la Patria, y para reducir la fuerza y el prestigio de España a la lamentable situación en que hoy la hallamos.

Las JONS creen que es el pueblo, que han de ser los trabajadores, quienes se encarguen de vigorizar y sostener la vida española, pues la mayor garantía del pan, la prosperidad y la vida digna de las masas, radica en la fuerza económica, moral y material de la Patria. Y son los trabajadores los que deben hacer suya, principalmente, la tarea de crear una España grande y rica, y no los banqueros y los capitalistas, a quienes les basta con su oro, sin que les preocupe lo más mínimo que España sea fuerte o débil, esté unida o fraccionada, cuente o no en el mundo.

Las JONS ofrecen a los trabajadores españoles una bandera de eficacia. Acogiéndose a ella se liberarán de sus actuales dirigentes y conquistarán de un modo seguro y digno, en colaboración con otros sectores nacionales, igualmente en riesgo, como los pequeños industriales y funcionarios, el derecho a la emancipación y a la seguridad de su vida económica.

Si ello no lo han conseguido todavía los trabajadores, aun disponiendo de organizaciones y sindicatos poderosos, se debe a los errores y traiciones de que les hacen objeto los grupos que los dirigen. Hay que impedir que las cotizaciones de los obreros de la U.G.T. sirvan para encaramar, políticamente, a dos centenares de socialistas, que no persiguen otro fin que el triunfo personal de ellos, dejando de ser asalariados, y sin que los auténticos obreros perciban la más mínima mejora en su nivel de vida. Y hay que impedir que la C.N.T. sea el cobijo de los grupos anarquistas que conducen esta Central obrera a la inercia y a la infecundidad revolucionaria.

No creemos nosotros, sin embargo, que convenga a los trabajadores ni a nuestro ideal Nacional-Sindicalista la creación de una Central sindical competidora de la U.G.T. y de la C.N.T. No. No debemos debilitar ni desmenuzar el frente obrero. Ahora bien, dentro de todos los Sindicatos, de la U.G.T. y de la C.N.T. fomentaremos la existencia de «Grupos de Oposición Nacional-Sindicalista» que, democráticamente, influyan en la marcha de los Sindicatos y favorezcan el triunfo del movimiento jonsista, que será también la victoria de todos los trabajadores.

Os invitamos, pues, camaradas obreros, a fortalecer nuestro frente de lucha, bien perteneciendo a las JONS, en vanguardia liberadora y nacional-sindicalista, de carácter revolucionario y patriótico, bien formando en los «Grupos de Oposición Nacional-Sindicalista», dentro de los Sindicatos hoy existentes, para una lucha de carácter profesional y diario.

Antiburgueses y antimarxistas

Nos calumnian quienes dicen que las JONS vienen a salvar a la burguesía. Mentira. Somos tan antiburgueses como antimarxistas. Lo que sí proclamamos es la necesidad de una España grande y poderosa como el mejor baluarte y la mejor garantía de los intereses del pueblo trabajador. El sentimiento nacional corresponde al pueblo. ¡No os dejéis arrancar, obreros, vuestro carácter nacional de españoles, porque es lo que ha de salvaros! Los internacionalistas son unos farsantes y hacen el juego a la burguesía voraz, entregándole íntegras las riquezas de la Patria. «Sólo los ricos pueden permitirse el lujo de no tener Patria.»

Las JONS denuncian ante todos los trabajadores que la lucha de clases como táctica permanente de combate social favorece la rapacidad del capitalismo internacional y financiero, que negocia empréstitos onerosos con los países de economía debilitada, compra a bajo precio sus ferrocarriles, sus minas, sus tierras. Es el camino de la esclavitud nacional. Y a ello colaboran los socialistas, negando la existencia de la Nación española y convirtiendo a sus obreros en rebaños al servicio de los intereses de los grandes capitalistas. En ese contubernio inmoral y secreto de los jefes marxistas mundiales con la alta finanza, radican las mayores traiciones de que han hecho víctimas a la Nación española y al pueblo.

¡En guardia, pues, trabajadores! Las JONS os presentan una línea clara de combate. Hay que atrincherarse en el terreno mas firme. Hay que luchar como españoles, desde España, donde hemos nacido y donde está la posible salvación de nuestras vidas.

He aquí las consignas de las JONS para todos los trabajadores:

Hay que ser revolucionarios

Pues sólo revolucionariamente es posible desmontar el aparato económico burgués-liberal que hoy oprime a los españoles.

Hace falta un orden nacional

El orden que necesitan los trabajadores no es, desde luego, el orden burgués, tiránico y despreciable. Es el orden nacional, la disciplina nacional, sostenidos por el esfuerzo de los mismos trabajadores en beneficio de España y de su economía. Y repetimos que son los obreros, las masas pobres y laboriosas, quienes deben luchar por la existencia de una disciplina rígida y justa que someta y aplaste la arbitrariedad de los poderosos.

Hay que localizar al enemigo

Sostenemos que debe administrarse bien la energía que los trabajadores desarrollen en su lucha. La revolución Nacional-Sindicalista de las JONS quiere descubrir a los enemigos reales y no desperdiciar energías útiles contra enemigos imaginarios. El enemigo del obrero no es siempre el patrono. Es el sistema que permite que las riquezas producidas por patronos y obreros caigan inicuamente en poder de esos otros beneficiarios inmorales, que son los verdaderos enemigos de los obreros, de la Nación española y del bienestar de todo el pueblo. Los altos beneficiarios de la actual economía liberal-burguesa no son corrientemente los patronos, y menos, claro es, los obreros, sino esa legión de especuladores de bolsa, acaparadores de productos y del comercio exterior, los grandes prestamistas, la alta burocracia cómplice que radica en los Sindicatos marxistas y en los Ministerios. Estos voraces opresores tienen poco que ver, por lo general, con los modestos y honrados capitales que los agricultores e industriales movilizan en la explotación de sus negocios.

Las JONS distinguen perfectamente entre ellos, y sostienen la necesidad de que la conciencia honrada de los trabajadores nacional-sindicalistas advierta y apruebe esa distinción justa.

 

Necesidad de batir al marxismo

Señalado el enemigo capitalista, las JONS destacan ante los trabajadores la gran culpa que corresponde a las tendencias marxistas en el crecimiento y extensión de la tiranía y del malestar económico de las masas. El marxismo impide que los trabajadores luchen revolucionariamente, de acuerdo con otros grupos sociales de amplitud nacional, y polariza la revolución hacia afanes exclusivamente destructores y caóticos. Anula, asimismo en el hombre sus fines más nobles, como, por ejemplo, el servicio y culto a la Patria que formaron con ilusión y sangre sus antepasados, el desinterés y generosidad de espíritu que se requieren para colaborar alegremente con los demás compatriotas en la gigantesca obra común de forjar una economía racional y justa.

El marxismo conduce a los trabajadores a situaciones trágicas, sin salida ni decoro. Los convierte en enemigos inconscientes de su país, al servicio, como antes dijimos, de la finanza internacional y de los imperialismos extranjeros. Eso lo consigue debilitando en los trabajadores la idea de Patria, presentándola como cosa burguesa, cuando la realidad es más bien la opuesta. Nosotros, sin embargo, sostenemos que la salvación de España depende del concurso de los trabajadores y que la tarea de reconstrucción nacional con que sueñan hoy las masas de españoles jóvenes, sanos y entusiastas sólo será posible si los nuevos revolucionarios, obreros y clase media, arrebatan a las derechas, a los sectores tradicionalmente patrióticos, la bandera y la consigna de forjar una España fuerte, grande y libre.

Los propósitos revolucionarios

El triunfo de la revolución jonsista resolverá de plano las dificultades de los trabajadores. Pero hasta que eso acontezca se requiere amparar, apoyar y encauzar eficazmente sus luchas diarias. Las JONS piden y quieren la nacionalización de los transportes, como servicio público notorio; el control de las especulaciones financieras de la alta banca, garantía democrática de la economía popular; la regulación del interés o renta que produce el dinero empleado en explotaciones de utilidad nacional; la democratización del crédito, en beneficio de los Sindicatos, Agrupaciones comunales y de los industriales modestos; abolición del paro forzoso, haciendo del trabajo un derecho de todos los españoles, como garantía contra el hambre y la miseria; igualdad ante el Estado de todos los elementos que intervienen en la producción (capital, trabajo y técnicos), y justicia rigurosa en los organismos encargados de disciplinar la economía nacional; abolición de los privilegios abusivos e instauración de una jerarquía del Estado que alcance y se nutra de todas las clases españolas.

Pero, sobre todo, vamos a la realización de la revolución nacional-sindicalista. Las JONS presentan una meta revolucionaria como garantía ante los trabajadores de que su lucha no será estéril y de que sus dirigentes están libres de toda corruptela política y parlamentaria.

Los trabajadores que además de revolucionarios se sientan españoles y patriotas deben ingresar en nuestros cuadros de lucha, por la consecución rápida y la victoria arrolladora del nacional sindicalismo revolucionario.

¡Salud y revolución nacional!

Por los Triunviratos jonsistas: Nicasio Álvarez de Sotomayor (Madrid), Onésimo Redondo Ortega (Valladolid), Santiago Montero Díaz (Galicia), Andrés Candial (Zaragoza) y Felipe Sanz (Bilbao).

Por el Triunvirato Ejecutivo Central: Ramiro Ledesma Ramos.

Oficinas centrales de las JONS: calle de Los Caños, 11, Madrid.

(«JONS», n. 7, Diciembre - 1933)

Circular para el Partido

 

Camaradas:

Al finalizar el año de 1933 se presenta al Partido un panorama de nuevos esfuerzos y nuevas responsabilidades. Aunque las Juntas caminan con el ritmo de crecimiento que les presta su carácter de estar vinculadas a la ascensión histórica de las juventudes, urge hoy, sin embargo, acelerar las etapas y conseguir para en breve eficacias rotundas. Han de ser las tareas jonsistas de 1934. Las JONS disponen ya de todo lo necesario para convertirse en dos meses en un amplísimo y poderoso movimiento nacional. Pues tenemos una doctrina, una sed firme de juventudes a su servicio, una labor callada y lenta de organización, una experiencia magnífica a prueba de dificultades y, sobre todo, la seguridad optimista de que sólo nosotros representamos el ansia voluntariosa de salvarse con que aparecen hoy equipadas las juventudes españolas.

En 1934 las JONS tienen que conseguir uno de los objetivos más difíciles del Partido: hacer una brecha en el frente obrero marxista; es decir, conseguir la colaboración, el apoyo y el entusiasmo de un gran sector de trabajadores. La ruta del Partido está suficientemente provista de espíritu social para que sea lícita, posible y cercana esa pretensión nuestra, que, por otra parte, resulta imprescindible a los propósitos jonsistas de movilizar «masas» nacionales.

Está, pues, bien clara la consigna para 1934: pasar de los trabajos internos de organización a una realidad polémica al aire libre, superar la situación de pequeños núcleos entusiastas por la captación y conquista de cuadros numerosos.

Esperamos de todos los camaradas que prosigan con ardor su actuación jonsista, ateniéndose a las normas que siguen, únicas que pueden proporcionar al Partido la victoria que creemos corresponde en 1934:

1) Necesitamos que todos los militantes robustezcan su sentido de la acción. Pues no hemos nacido para una labor educativa y lenta, sino para realizaciones diarias. Y sólo presentando a los españoles un ejemplo de sacrificio, actividad y desinterés pueden conseguirse los concursos morales y materiales que necesita el Partido.

2) Las JONS tienen que evitar que se adscriba su acción a una política de derechas o de izquierdas. Nos repugnan por igual quienes se sitúan en esas zonas, que viven a base de alimentar y fomentar la discordia española, desconociendo la urgencia de que en España no haya sino dos frentes de lucha: 1.°, el de los que afirman su realidad como Nación y tratan de servir esa realidad uniendo su destino moral y económico al destino moral y económico de España. 2.°, el de todos los que la niegan y se desentienden traidoramente de ella. Así de sencilla es la concepción jonsista, y a nadie está permitido complicar nuestra bandera con raíces o motivos diferentes. Las propagandas tienen, pues, que hacerse teniendo en cuenta esa amplísima concepción nacional de las JONS, para que sólo los inconscientes o los traidores queden fuera de la órbita nacional del Partido.

3) Hay que dotar a las JONS de una ancha base proletaria. Afirmamos que no sabe nada de nuestra época quien crea lícito mantenerse contra la hostilidad de todos los trabajadores. Nadie confunda el jonsismo con una frívola y vana tarea de señoritos. Interpretamos profundamente una posición social que se identifica en muchos aspectos con los intereses de la clase trabajadora, y por eso estamos seguros de que si nuestros camaradas propagandistas agitan con inteligencia y coraje la bandera jonsista entre los trabajadores, obtendrán formidables eficiacias. Para ello, para favorecer y orientar la propaganda en los sectores obreros, han lanzado las JONS el manifiesto a los trabajadores, donde aparecen las consignas justas que deben utilizarse.

4) La disciplina jonsista ha de ser, desde luego, ejemplar. Pero todo lo contrario, sin embargo, de una sumisión ciega que impida la fuerza creadora de las organizaciones. Dentro de las JONS habrá grupos especiales -ya de hecho han comenzado a formarse las Patrullas de Asalto con un espíritu así-, donde la disciplina rígida y férrea exista. Pero el Partido, en esta etapa de crecimiento que se avecina, debe lanzarse con denuedo a la acción y a la propaganda sin estar pendiente cada hora de la actitud de los dirigentes. Bien se nos entenderá esto que decimos. Hay en los próximos meses, que actuar y que crecer sea como sea.

5) No puede olvidarse la realidad española. El ochenta por ciento de nuestros compatriotas vive insatisfecho, postergado ilícitamente en sus pretensiones justas. Ello emana de la anarquizada vida moral y social en que se ha debatido España en los últimos tiempos. Las JONS pueden y deben ser el cauce único donde confluyan los esfuerzos de esos compatriotas por salvarse con dignidad y eficacia. La bandera jonsista puede ofrecer a los desasistidos injustamente, a los lícitamente insatisfechos, a los postergados por los privilegios abusivos de una minoría rapaz e inepta, un cobijo salvador, una victoria común. He ahí el camino y los objetivos inmediatos de la propaganda. ¡Todos a salvarse con y por España!

¡VIVA EL NACIONAL-SINDICALISMO!
¡VIVA ESPAÑA!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN JONSISTA!

Madrid, diciembre 1933.

(«JONS», n. 7, Diciembre - 1933)