Hacia las masas

Desde hace muy pocas semanas, y coincidiendo con la etapa represiva a que están hoy sometidos todos los organismos de nuestro movimiento, existe en la Falange de las JONS el propósito firme de incrementar la acción organizadora del Partido en el seno de las masas obreras.

Comunicamos desde aquí a nuestros camaradas que a los efectos de conseguir con rapidez, eficacia y éxito la realización de tales propósitos, el Triunvirato Nacional del Partido ha creado una Secretaría sindical, a sus órdenes directas, dotándola de las orientaciones y normas precisas para que su labor se ajuste en todo momento al interés social de las masas y al interés político, nacional, de la Falange jonsista. Al frente de esta Secretaría aparece Nicasio Alvarez de Sotomayor, auxiliado en sus tareas por un grupo de camaradas de probado entusiasmo y de fuerte preparación y experiencia sindicales.

Se dispone, pues, nuestro Partido a desarrollar un plan para la creación de instituciones que, por su carácter original y por sus propias virtudes de agilidad y de fuerza, logren entre las masas el éxito que apetecemos.

Desde los primeros pasos, cuanto se haga y organice en este sentido obedecerá a una armazón sistemática, cuya finalidad es ofrecer a todos los productores, a todos los grupos económicos, tanto a las masas cuya economía depende hoy de un salario, como al sector de los productores que aparecen al frente de las empresas económicas, un modelo -que será extraestatal, es decir, ajeno al Estado, en nuestro período revolucionario de lucha política por el Poder- de cómo y por qué vías es posible alcanzar una convivencia económica justa entre todos los factores sociales hoy en pugna.

La Secretaría sindical orientará sus primeros trabajos hacia la constitución de Sindicatos de industria, provistos de los mismos fines de mejora y análoga marcha administrativa a los de otras centrales obreras. Es ello necesario, porque nos resulta urgente disponer de entidades de radio suficientemente amplio para cobijar la gran masa de parados y la también muy numerosa de trabajadores descontentos o sin clasificación sindical. Ahora bien, no toda la base obrera propicia a los Sindicatos posee la capacidad o el entusiasmo nacional-sindicalista que requieren las luchas del Partido para fijar e imponer su línea social-económica en relación con las masas.

Y es ante la realidad de esta creencia cuando surgen los nuevos organismos a quienes va a confiarse una tan formidable misión. Esos organismos serán las JUNTAS o consejos deliberativos de obreros, cuerpos actuantes, formados por industrias y con una red local y nacional de JUNTAS que ofrezcan la posibilidad de conseguir un gran prestigio entre las masas y una gran eficacia en su actuación.

No habrá, pues, Sindicato entre los que se organicen por nuestra Secretaría sin que en su seno funcionen JUNTAS obreras, a las que han de corresponder realmente las tareas directivas de los Sindicatos. Vendrán a ser, pues, las Juntas en muchos aspectos, «guerrillas» sindicales, pudiendo desde luego, desarrollarse en forma nutrida y numerosa. Pues nada más ajeno al papel que deben cumplir las Juntas que el de los simples comités de pocos miembros.

La Secretaría sindical, al decidirse por este tipo de organización, adopta las ideas con las que el camarada del Triunvirato Nacional, Ledesma Ramos fundó las JUNTAS DE OFENSIVA NACIONAL-SINDICALISTA (JONS). La palabra JUNTAS significaba en esa denominación del Partido el propósito de estructurarlo a base de unos órganos políticos de lucha así llamados.

Ahora reaparecen sus mismas ideas en el área sindical de la Falange, quizá el sector donde darán más fecundos resultados esos organismos.

Naturalmente, la Secretaría sindical propagará en breve, con la debida sencillez y extensión, los planes a que nos referimos en estas líneas, y es a la vista de esos informes cómo las Secciones de Partido deben disponerse a colaborar en ellos con la máxima eficacia posible.

Tenemos que advertir que todo cuanto organice en este sentido la Secretaría sindical entre los trabajadores asalariados, se ha de corresponder con una organización similar en la otra vertiente social-económica, la zona de quienes dirigen las empresas y tienen en su mano los medios de la producción. Pues nada o muy poco significaría nuestra labor sindical si no lograse un carácter totalitario en el área de la economía y de la producción.

Impulsaremos, pues, a medida que sea posible, los Sindicatos de empresarios (patronos) y, asimismo, propagaremos la necesidad de que entre ellos se formen JUNTAS de análogo carácter a las JUNTAS de obreros a que antes hemos aludido.

A esperar, pues, los trabajos de la Secretaría sindical, debiendo servir estas líneas a todos los camaradas y jerarcas del partido de advertencia para que estén pendientes de esa labor y la realicen en sus zonas respectivas.

(«JONS», n. 11, Agosto - 1934)