Tenacidad y firmeza es lo que nos distingue y nos distinguirá siempre. Bien acorazados en nuestro propio vigor haremos cara a todo y a todos. Menos que nada podrán hacernos vacilar esos conatos de organización que van surgiendo a la sombra de nuestras ideas, nuestros propósitos y nuestros símbolos. Son rivalidades que no nos estorban, nacidas, es cierto, sin justificación y aupadas sólo fuera de la órbita jonsista por motivos frívolos.
Las Falanges españolas (F.E., fascismo español), están, nos interesa decirlo, fuera de la disciplina jonsista. No tienen nada que ver con las JONS. Pero sí debemos declarar y precisar que al fundarse las tales Falanges lo han hecho utilizando las ideas, los propósitos y las tácticas que las JONS han creado y extendido por España. Nos resulta imposible enfadarnos ni molestarnos por ello. Pues un atraco de esta calidad es el único contra el que no se puede reaccionar con violencia. Si alguien nos quita la cartera es indudable que nos perjudica hondamente. Pero si se intenta utilizar y llevar al triunfo unos ideales políticos que nosotros hemos creado, si se trata de lograr unas metas que nosotros hemos reconocido y señalado como urgentes, la usurpación tiene para nosotros aires de victoria. Hay que dar las gracias a quien nos atraca.
Pues parece, y así lo transmitimos a nuestros camaradas, que las Falanges piensan utilizar las flechas de la bandera jonsista, poner en circulación triunviratos, airear un posible sindicalismo nacional, declararse antimarxistas tremendos, levantar un nacionalismo unitario, etcétera, etcétera. Es decir, nuestras consignas fundamentales desde el primer día.
Claro que sólo puede tener explicación un hecho como el de no entrar ni sumarse a las JONS, pero sí utilizar y aceptar todo lo que las JONS son y representan, sin añadir ni incorporar nada, interpretándolo como una consciente o inconsciente falsificación de los propósitos jonsistas. Y aquí, en esta sospecha y casi seguridad que tenemos de que las consignas de las JONS sean falsificadas y desvirtuadas alegremente cuando las recogen y esgrimen otros que no seamos nosotros, radica nuestro alejamiento, nuestra desconfianza y nuestra disconformidad con el grupo de Falange española, Frente español, Fascismo español, que los tres nombres, al parecer, utilizan esos casi amigos.
Tendremos en lo sucesivo muy al corriente a todos los camaradas acerca de las posibles incidencias que nos ocurran en este sentido. Las JONS no deben ver en el grupo falangista un rival, ni por ahora un enemigo. Lo único que nos corresponde hoy es robustecer nuestra propia disciplina, impidiendo las defecciones ligeras, pero también sin impresionarse demasiado ante los que se vayan; pues desde el momento en que se apartan con facilidad de nuestra bandera, prefiriendo la falsa a la auténtica, denotan que eran falaces camaradas nuestros, invaliosos para la tarea jonsista.
Claro que toleraremos con dificultad la tarea a que, según nos cuentan varios camaradas de provincias, se dedican algunos falangistas: la de captar o pretender captar con malas artes nuestros cuadros. ¿Cree el falangismo que lo primero que hay que hacer en España es debilitar las JONS? ¿No tienen enemigo rojo al frente? ¿O para qué juego o pantomima han nacido?
Con estas líneas respondemos a la inquietud que nos mostraban algunos núcleos de las JONS ante la posible desviación que podía significar el que los dirigentes jonsistas se uniesen y enlazasen al falangismo, abandonando y traicionando a nuestro Partido. Tranquilícense todos. Las JONS no se desvían. Son el alma y la entraña misma de la juventud. La posible bandera nacional de los trabajadores y defenderán contra todo y contra todos su voluntarioso designio hasta el triunfo final de la revolución.
¡VIVA EL SINDICALISMO NACIONAL!
¡VIVA ESPAÑA!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN JONSISTA!
(«JONS», n. 6, Noviembre - 1933)