Nuestras organizaciones
Llevamos unos tres meses auscultando la capacidad revolucionaria de nuestro pueblo. Una certeza es indiscutible: la de que se hace preciso movilizar revolucionariamente al español de los campos. Inyectarle sentido de protesta armada, afanes de violencia. El campesino español tiene derecho a que se le «libere» del señorito liberal burgués. El derecho al voto es una concesión traidora y grotesca que no sirve absolutamente de nada a sus intereses.
Hay que legislar para el campesino.
Hay que valorizar sus economías, impidiendo la explotación a que hoy se le somete.
Hay que saciarlo de tierra y permitirle que se defienda con las armas de la opresión caciquil.
LA CONQUISTA DEL ESTADO organiza con entusiasmo su propaganda entre los campesinos. Hemos creado el «Bloque Social Campesino», que se encargará de estructurar eficacísimamente a nuestros afiliados de las aldeas. Todas nuestra fuerzas de los campos engrosarán ese Bloque, que actuará completamente subordinado a la dirección política de nuestro Comité.
En Galicia cuenta ya el Bloque con miles de campesinos entusiastas, y en breve saldrán para Andalucía los camaradas Ledesma Ramos y Bermúdez Cañete en viaje de propaganda a esa región.
Nuestro gran deseo es lanzar la ola campesina contra las ciudades decrépitas que traicionan el palpitar vitalísimo del pueblo con discursos y boberías.
Nunca con más urgencia y necesidad que ahora debe buscarse el contacto de los campesinos para que vigoricen la Revolución y ayuden con su rotunda expresión hispánica a darle y garantizarle profundidad nacional. El campesino, hombre adscrito a la tierra, conserva como nadie la realidad hispana, y tiene en esta hora a su cargo la defensa de nuestra fisonomía popular.
Nuestro «Bloque Social Campesino» tendrá una meta agraria diversa en cada región española. De acuerdo con la peculiaridad del problema en las diferentes comarcas. Si bien le informará un común anhelo de nacionalización y de entrega inmediata de la tierra a los campesinos.
Ahora bien: junto a esa meta de eficacia y de justicia en la explotación, nuestro «Bloque Social Campesino» enarbolará una plena y total afirmación revolucionaria que le obliga a colaborar con nuestras organizaciones puramente políticas en el compromiso de apoderarse violentamente del Estado.
No debe olvidarse que nuestra fuerza se ha formado con estricta fidelidad a la hora hispánica, que requiere y solicita una exclusiva actuación revolucionaria. Quien logre hoy movilizar en España el mayor impulso revolucionario, alcanzará el triunfo. No, en cambio, las voces pacifistas, de buen sentido si se quiere, que se asustan de los gestos viriles a que acuden los hombres en los decisivos momentos de la Historia.
Hay que armar a los campesinos y permitirles ser actores en la próxima gran contienda. El «Bloque Social Campesino» no pretende sólo situar ante ellos la meta de redención, sino que también educará su germen revolucionario para garantizar la victoria. A la vez, pues, que descubrirles el objetivo, lanzarlos briosa, corajuda e hispánicamente a su conquista. He ahí su enlace con la totalidad de nuestra política, de nuestra fuerza, de la que el «Bloque Social Campesino» será una filial de primer rango.
(«La Conquista del Estado», n. 14, 13 - Junio - 1931)