Las J.O.N.S. y F.E.

Comenzamos por declarar que el tema no es para nosotros de ninguna manera grato. Por ello mismo lo abordamos hoy con cierta amplitud y volumen, deseosos de dejar dicha tanto la primera como la última palabra. Disponemos de la información mejor y más exacta, y cuanto aquí digamos tiene todas las oficiosidades deseables.

En general, las razones y los móviles que los dirigentes jonsistas han tenido para la ruptura, son de índole pragmática, a la vista de las consecuencias infelices que la unión con Falange Española y la subordinación a la disciplina de Primo de Rivera han tenido para el nacionalsindicalismo revolucionario. Honradamente lo han confesado así, sin querer destacar otros motivos de muy distinta índole que afectan gravísimamente a los temperamentos y a las conductas. A esa lealtad y nobleza de los jonsistas han contestado Primo de Rivera y sus amigos con una circular calumniosa dirigida al Partido en la que, a sabiendas de su falsedad, se lanzaban sobre nuestros camaradas Ledesma y Sotomayor las injurias más soeces.

Nosotros desmentimos rotundamente esas especies falsas de los calumniadores, y no perdemos la serenidad aun disponiendo, como disponemos, de pruebas e informaciones categóricas que nos convertirían sin disputa alguna de acusados en acusadores implacables. Bien saben muchos a qué y a quiénes aludimos.

Situación actual de las J.O.N.S.: Los elementos de Falange Española han pretendido desorientar y confundir al Partido asegurando que las J.O.N.S. no se habían escindido y que la cosa afectaba a unas docenas de expulsiones. En primer lugar, es notoriamente falso que haya habido expulsiones. Los dirigentes jonsistas abandonaron la disciplina de Falange Española por su propia iniciativa, según hicieron público clarísimamente, y afirmar o creer de buena fe lo contrario es sentar plaza de candidez y de tontería.

Y así tenía que ser, porque las J.O.N.S. no habían sido disueltas. Su período de unión o aproximación a Falange Española fue a los efectos legales una unión táctica, efectuada con la firma de Ledesma Ramos -hoy ya, claro es, retirada-, Y NADA MAS QUE ESO. En la Dirección General de Seguridad subsistía y subsiste registrada una entidad legal, las J.O.N.S., con sus estatutos, sus directivos, etc.

Por eso ha bastado que los dirigentes jonsistas declaren rotas sus relaciones con F. E. y con Primo de Rivera, para recobrar en el acto, sin más, su carácter independiente y exclusivo como tales, verdaderas, auténticas y UNICAS J.O.N.S. No caben, pues, confusiones. La bandera jonsista es nuestra; está recobrada. Y si los elementos de F.E., reconociendo la flacidez y pequeñez de su denominación y de su doctrina falangistas, quieren a la vez acogerse a las nuestras, se lo agradecemos mucho; pero les hacemos la leve observación de que está en nuestra voluntad el concederles el permiso. En nuestra voluntad, repetimos, y para que se nos reconozca, así entenderá, naturalmente, en caso preciso, el Juez de guardia.

Esta es la situación en cuanto afecta a la cuestión legal, a nuestro derecho a esgrimir -precisamente nosotros, y sólo nosotros- la bandera de las J. O. N. S. No se deje engañar, pues, ningún grupo de camaradas. Muy honrados en que se nos copie y se nos pida y se nos implore el pan de nuestra cosecha, pero sin falacias ni menos arrogancias; al contrario, reconociéndose pedigüeños, necesitados y mendigos.

La táctica de las J.O.N.S. con F.E.: Tenemos mucho interés en destacar, y por eso lo repetimos y lo repetiremos, que tras de la escisión conservamos los jonsistas una serenidad de ánimo absoluta. No odiamos a los antiguos camaradas que allí queden. Eso sí, mantendremos una rígida, total y permanente incompatibilidad política con Primo de Rivera. Pero con aquellos camaradas y con el partido falangista, en general, mantendremos las relaciones que ellos quieran. Por nosotros, cordiales y amistosas. Pues tenemos la seguridad de que sus grupos mejores, después de que el transcurso de varias semanas les aclare la visión y vean la falsedad maliciosa con que Primo de Rivera les explicó y presentó la escisión jonsista, vendrán a nuestras filas.

Hemos perdido, naturalmente, toda la confianza en Falange Española. Sabemos que Primo de Rivera, desprovisto en absoluto de capacidad, la convertirá en escombros antes de pocos meses. Pero si, contra nuestra opinión actual, resultase que era capaz de alguna realización positiva, de conseguir algún triunfo, por leve que fuese, contra los elementos antinacionales de España o a favor de nuestros ideales nacional-sindicalistas, tengan todos la seguridad de que los primeros en celebrarlo seríamos nosotros y estas hojas de nuestro periódico las primeras en destacarlo con elogio.

Así somos. Aunque los demás sean de modo diferente y aunque en [Visado por la censura ].

 

Ni sombra, pues, de dificultades aparecen por este lado para el jonsismo revolucionario nuestro. A demostrar todos empuje, actividad y brío. Tienen las J. O. N. S. un porvenir espléndido. Les basta, para irlo consiguiendo, mantenerse fieles a sí mismas, ir y acudir al pueblo, movilizarlo revolucionariamente tras de la Patria, el Pan y la Justicia.

Y a dejar a los demás en paz con su destino a cuestas, que bastante tienen con la tarea de arrastrarlo por los andurriales tristes del fracaso, de la impotencia y de la farsa.

(«La Patria Libre», n. 1, 16 - Febrero - 1935)