Contra la reacción, porque impide que el concurso popular salve a la Patria. Contra el marxismo, porque es antinacional y traiciona los intereses verdaderos de todo el pueblo

¿Las derechas a la vista?

Nosotros sabemos bien cuáles son las posibilidades de toda política que tiene que ser caracterizada con apelación a las masas. La derecha, la izquierda y, entre una y otra, el centro. Todo eso es inane. Denominaciones con vistas al toma y daca parlamentario, al tira y afloja demoliberal, y que causan verdadero asco a las juventudes y a las gentes de nuestros días.

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Es evidente que nosotros, los jonsistas, somos «nacionales», es decir, estamos dentro de una línea de servicio a la gran Patria española, y que somos «sociales», es decir, estamos dentro de una línea de servicio a los intereses de todo el pueblo. Es, por tanto, amplísimo nuestro radio y estamos desde luego en la mejor de las cuestas para divisar cuanto haya de sincero, positivo y eficaz en las zonas políticas que nos rodean.

Los acontecimientos que se suceden en España van a hacer posible, quizá muy en breve, que pase el Poder a las derechas. Pues sus antagonistas, las izquierdas, están en absoluto, y muy merecidamente, desplazadas de la realidad política.

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A primera vista pudiera parecer que las derechas, por su apelación constante a la exaltación patriótica y a la idea nacional, tenían o tienen con nosotros una ancha franja de coincidencia: las que proporciona un mismo fervor por los destinos nacionales. Y también a primera vista podía parecer que las izquierdas, por su constante apelación a la reivindicación social de las grandes masas, se encontraban asimismo con nosotros en una zona de justicia y de defensa de los intereses de todo el pueblo.

Pero hemos vivido recientemente una etapa de gobierno de izquierdas, e incluso bajo su signo fueron elaboradas las instituciones todas que hoy rigen. En ese período hemos comprobado nosotros, y con nosotros las anchas zonas populares que trabajan y sufren, que el predominio izquierdista no equivale a preocupación honda, sincera y eficaz por las angustias sociales de todo el pueblo.

Ahora apunta la posibilidad de una etapa, de un período, en el que las derechas van quizá a tomar las riendas del mando. Sospechamos que así como las izquierdas no fueron una garantía para las reivindicaciones populares más justas, ahora las derechas no lo sean tampoco para las reivindicaciones «nacionales» urgentísimas que hoy asoman su rostro en el panorama de la Patria.

Y es que dentro de poco las derechas, como antes las izquierdas, llegarán al Gobierno por votación normal de las desesperanzas populares. Como simples sustitutos, como gentes cuyo mérito más firme es haber señalado la decrepitud y degeneración de los otros.

Siempre «lo nacional» es base más segura que las cómodas y fáciles demagogias de los agitadores de izquierda. Teniendo eso en cuenta, cabe esperar de una etapa de las derechas algo si no muy eficaz y positivo, si por lo menos un poco más aceptable que el espectáculo voraz y depresivo de las izquierdas.

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Repetimos que todo el pueblo se ha convencido de la pura ficción y del puro engaño que eran las preocupaciones sociales de las izquierdas. Y ahora, a la vista de la formación patriótica deficientísima de ciertas zonas de las derechas, por ejemplo, la C.E.D.A., no es para estar muy seguro de que lo «nacional» alcance rango primerísimo en la posible etapa derechista.

Los jonsistas estaremos alerta. Vigilantes desde nuestra posición nacionalsindicalista, que nos obliga a no tolerar que se edifique por las derechas una situación «nacional» sin acordarse del pueblo, ni tampoco, como ya ocurrió, que el desenfreno de las izquierdas instale un tinglado social a extramuros del servicio a la Patria, que es y debe ser para nosotros el servicio más alto.

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La defensa de la Patria y la defensa del pueblo son para nosotros inseparables. No hay fortaleza de nuestra Patria española si no hay a la vez sangre robusta en las venas de todo el pueblo. Y viceversa.

Somos los jonsistas la integración más justa, de esas dos formidables banderas. Es nuestra razón de ser, la primera y fundamental, y a base de ella no caben concesiones. Vamos a desenmascarar a las llamadas izquierdas, y al frente de ellas al marxismo, y vamos también a arrebatar de manos de las derechas la bandera nacional, reivindicando para todo el pueblo el derecho a que sean sus hombros robustísimos quienes sostengan el vivir de nuestra gran Patria española. Y sólo ante la irreparable y la permanente dejación de ese deber por parte de las más anchas capas populares cabría abandonar el campo.

Pero en esa posibilidad triste no puede creer nunca un jonsista. Las J.O.N.S. tienen fe en el pueblo español, creen en su capacidad de salvarse y creen en su vigor, en su patriotismo hondo y en su heroísmo. Si no creyeran todo eso los jonsistas, las J.O.N.S. no existirían. Morirían la muerte misma de la Patria.

(«La Patria Libre», n. 3, 2 - Marzo - 1935)